
Andrea salio caminando rumbo al jardín de infante, su rostro era surcado por dos lagrimas que humedecían su bella rostro; últimamente se había sentido muy mal armónicamente; su madre enferma y su matrimonio al borde de la ruptura, le estaban complicando la vida; al pasar cerca de una niña que mendigaba una limosna, se dio cuenta que sus problemas, eran emocionales y de mucha menor importancia que la manifestada por quienes viven como niños de la calle, tan cerca del verdadero dolor y desamparo.
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